Cuidar la mediación no es solo salir a pegar stickers, es una apuesta por superar el monólogo, es una invitación al diálogo, un hacer con otrxs, es una práctica colectiva con comunidades.
Las personas ya crean y hacen en comunidad, y en la mayoría de los casos lo han hecho sin la necesidad de contar con una persona que realice las funciones de mediación, entendiendo esta no solo como ese lugar que busca generar soluciones intermedias entre posiciones contrapuestas.
Hay un amplio abanico de modos de hacer, pero sí, ha de ser que sea honesta, sobre todo con aquellas personas que participan; están cediendo parte de su tiempo, es un acto de generosidad.
En estos procesos de creación colectiva se da una gobernanza, existen normas, en muchos casos no escritas, de toma de decisiones, hay marcos para organizarnos por ejemplo, si es a través de una asociación o una cooperativa, mecanismos de rendición de cuentas, etc. La mediación aquí nos trae posibilidades.
Los contextos rurales de nuestro archipiélago no son la panacea de la felicidad, son lugares de vida en los que se encuentran comunidades recursivas carentes de relevo generacional, o donde la toma de decisiones corresponda exclusivamente a los hombres o donde la recepción de lo desconocido o acogida de lo afuerino se realice en forma brusca.

Incorporar otras metodologías o tecnologías blandas ayuda a abrir procesos, así como sumar otras miradas o amplificar otros modos de hacer derivados de deseos que son ocultados o denostados por no estar situados en una supuesta "normatividad".
En el mundo rural e insular del cual habitamos también hay abusos, márgenes y periferias. Trabajar desde la fricción esta siendo una oportunidad para la apertura de brechas; o al menos el comienzo de estas apertura.
La superación del monólogo también se logra así. La cultura problematiza, cuestiona y habla de los malestares contemporáneos, y la mediación no ha de ser un agente neutro, sin posicionamiento, todas las personas que somos partícipes de procesos colectivos de creación incorporamos visiones del mundo, formas de estar o estrategias políticas dispares.
También somos frágiles y vulnerables y no unas máquinas de escucha eterna, hay una interlocución colectiva que nunca es pura o abstraída de una realidad. Cuidar la mediación es también un ejercicio de corresponsabilidad con el legado, las herencias o las tradiciones.
La mirada no debe estar solo puesta en grandes pensadores o relumbrantes museos de arte contemporáneo, las genealogías también vienen de los abuelos y abuelas, somos deudores y transmisores de saberes, de formas de manejo de la tierra, de tradiciones festivas, de cánticos, de semillas o de maneras de vida sostenibles.
Tomar conciencia de ello reconcilia con un ahora que está construido a partir de múltiples interacciones, y es desde ahí desde donde se puede empezar a desentrañar esas micro-resistencias que se daban en lo cotidiano y que a ojos de la ciudad pasaron desapercibidas.
Ingeniar encuentros con comunidades no directamente relacionadas con el mundo insular abre infinitas posibilidades. La estrategia puede venir a través de intereses compartidos; por poner un ejemplo, los comunes son objetos de estudio que están cobrando cada vez mayor relevancia en tanto el foco se pone en la comunidad y en su capacidad de agencia. Comunidades, makers u otras relacionadas con la innovación social transitan este espacio; construir puentes entre ambas comunidades abre un amplio espacio para compartir aprendizajes y saberes y continuar haciendo desde la multifuncionalidad, tan habitual en ambas comunidades.

Una adaptación de Fran Quiroga, (2020) Mediación inacabada.
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ÁLVAREZ, M. y QUIROGA, F. (2019): “Arte, territorio y comunidad”, Cuadernos Entretantos, 5. Valladolid: Fundación Entretantos. Disponible en: . CuadernoEntretantos_ArteTerritorio_def.pdf
COLLADOS, A. y RODRIGO, J. (ed.) Transductores 3. Prácticas artísticas en contexto: Itinerarios, útiles y estrategias. Granada: Diputación Provincial de Granada.
LOZANO, Lorena (2014): “Artistas en el campo sostenible”, Atlántica XXII, n.º 34, pp. 66-69. SOLA, Belén (2019): Exponer o exponerse: La educación en museos como producción cultural crítica. Madrid: Catarata.